25 de agosto de 2009

Barack Obama vs. Martin Luther King

Discursos

"Estoy contento de reunirme hoy con vosotros y con vosotras en la que pasará a la historia como la mayor manifestación por la libertad en la historia de nuestra nación".

"Quiero felicitar a la senadora Clinton por su reñida victoria aquí, en Nuevo Hampshire. Hace unas semanas, nadie imaginaba que lograríamos lo que hemos hecho esta noche. Durante la mayor parte de esta campaña, hemos ido muy por detrás y hemos sabido que el camino sería empinado".

Son las primeras líneas de dos discursos entre los que hay 44 años y medio de años de diferencia. El primero fue pronunciado por Martin Luther King el 28 de agosto de 1963 en Washington en lo que significó un hito en la lucha por la igualdad de derechos de los negros.

El segundo lo pronunció otro negro, ahora presidente de Estados Unidos, el 8 de enero de 2008. Barack Obama acababa de perder las primarias en New Hampshire ante Hillary Clinton, en contra de las previsiones. Sin embargo, el entonces aspirante a la presidencia sorprendió con un discurso en el que alcanzó el apogeo del discurso obamiano.

Ahora bien, entre uno y otro no hay tantas diferencias. Coincide, en primer lugar, la identificación del orador con su público y las constantes referencias hacia su audiencia. "(…) habéis salido y hablado en favor de un cambio. Y con vuestras voces y vuestros votos, habéis dejado claro (…)" [Obama]. "Hemos venido a la capital de nuestra nación en cierto sentido para cobrar un cheque" [Luther King]. 


Ambos inician un discurso repleto de referencias a las historia de Estados Unidos. En el caso de Martin Luther King, llevado a la opresión racial mientras que Obama repasa todas sus promesas electorales. Utilizan una retórica que va subiendo de intensidad y se sirven de una frase que les vale para empezar una nueva afirmación que refuerza la anterior al tiempo que añade algo nuevo.

Obama se sirve de "nuestra nueva mayoría" y el pastor estadounidense se inclina por "no podemos estar satisfechos".

Cuando la magnífica oratoria de ambos logra una multitud entregada al hombre que se dirige a ellos llega el momento del lema. Ya no importa lo que se diga; ni Obama ni Luther King hablan de los logros que quieren conseguir, ni de lo que les ha llevado allí.



"I have a dream", apunta el hombre que reunió a más de 250.000 personas en la marcha sobre Washington por el trabajo y la libertad. El presidente de Estados Unidos elige otro lema que también dio la vuelta al mundo: "Yes, we can".

En ese momento, el predicador ya ha conseguido la identificación total con su audiencia y sólo con repetirlo varias veces consigue llegar a la catarsis. Luther King aún tiene tiempo de añadir un segundo lema: "Suene la libertad".

Ambos logran, con una claridad expositiva excepcional, crear un vínculo emocional con sus oyentes en un discurso repleto de patriotismo y religiosidad. La acumulación de adjetivos o frases de un mismo sentido, la amplificación argumental, y las repeticiones léxicas o paralelismos sintácticos son los recursos que los dos utilizan.

"¡Al fin libres! ¡Al fin libres! ¡Gracias a Dios Todopoderoso, somos al fin libres!", cerró Luther King su intervención. "(…) somos una nación, y juntos empezaremos el siguiente gran capítulo de la historia de Estados Unidos con dos palabras que resonarán de costa a costa, de reluciente mar a reluciente mar. Si, podemos", finalizó Obama.

Dos discursos para la historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario