26 de agosto de 2009

La CIA paga sus despropósitos

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Privación de sueño, ahogamiento simulado y duchas heladas son sólo algunas de las técnicas empleadas por la CIA para interrogar a sospechosos de terrorismo tras el atentado del 11-S en la guerra contra el terrorismo de George Bush.

Insultos, bofetadas, ahogamiento simulado, lanzamientos contra una pared falsa… completan la lista de las fechorías que cometieron los agentes al servicio del Gobierno de Bush. Si hasta ahora han gozado de impunidad, amparados por el Departamento de Justicia entre 2002 y 2005, el fiscal general, Eric Holder, ha decidido reabrir la investigación de hasta doce casos que fueron cerrados durante la era Bush.

Holder ha nombrado a un fiscal especial para llevar a cabo la labor, John Durham, que deberá revisar casos como la muerte de varios detenidos bajo custodia de la CIA en cárceles secretas en Irak y Afganistán.

Un mal trago para Obama
Obama deberá enfrentarse así a un problema que quiso evitar desde su llegada al poder. El presidente de Estados Unidos criticó abiertamente las torturas efectuadas a los presuntos terroristas cuando se encontraba en la carrera electoral, pero nada más llegar el poder mostró su disposición a mirar hacia delante y omitir las irregularidades cometidas por la Administración que heredaba.

Este lunes, Obama se vio obligado a desclasificar un informe elaborado en 2004 por la CIA después de la presión ejercida por la Asociación por la Defensa de los Derechos Civiles. El texto revelaba el uso de pistolas y taladradoras en los interrogatorios. Otros cuatro informes sobre interrogatorios entre 2002 y 2005 fueron desclasificados a mediados de abril. Poco después, Barack Obama se vio obligado a echarse atrás en su anuncio de la desclasificación de fotos comprometedoras sobre el abuso de detenidos en cárceles secretas.

Uno de los motivos por los que Obama quiere evitar que se conozcan los detalles de las actuaciones de la agencia de inteligencia es la situación en que quedaría el director que él mismo nombró, Leon Panetta. Según cuentan medios norteamericanos, Panetta habría amenazado con dimitir si se investigaba a alguno de sus agentes. El director de la CIA se ha situado del lado de "aquellos agentes que hicieron lo que su país les pidió", según comunicó a sus subordinados por correo electrónico poco antes del anuncio del fiscal general.

Eric Holder, por su parte, garantizó a los agentes de la CIA de que "no se encausará a nadie que actuara de buena fe y de acuerdo con las directrices legales de la Oficina de Asesoramiento Legas del Departamento de Justicia respecto a los interrogatorios de sospechosos".

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