26 de agosto de 2009

Obama se encalla en Afganistán

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Las encuestas auguraban una victoria clara de Hamid Karzai en las elecciones presidenciales de Afganistán pero los primeros sondeos revelan un empate técnico con el principal opositor, Abdulah Abdulah. Frente al 44% de los votos estimados para el actual jefe del Estado y del Gobierno, los primeros escrutinios, apenas el 10% de los votos, apuntan a una segunda vuelta que se podría producir el próximo 1 de octubre.

Pese a la insistencia del bando occidental en presentar los comicios como un éxito rotundo, lo cierto es que tan sólo el 33% de los votantes se atrevieron a acudir a las urnas, una cifra menor de lo que se había anunciado en un principio. Decenas de personas murieron en la jornada del pasado 20 de agosto en que se registraron centenares de incidentes armados. Pese al optimismo europeo -la UE se apresuró a considerar las elecciones como un hito en la democratización de Afganistán- el candidato Abdulah ha denunciado un fraude masivo y la Comisión Electoral de Quejas ha recibido alrededor de 800 denuncias por irregularidades.

Parece que el bloque occidental sólo quiere aceptar un resultado, el de la victoria del depredador y corrupto presidente Karzai, el símbolo del apoyo internacional al país. Y es que Obama se juega mucho en Afganistán. Llegó a la presidencia prometiendo acabar con la "guerra mala" de Irak para centrarse en Afganistán. "Esta no es una guerra de elección. Esta es una guerra de necesidad. Los que atacaron a Estados Unidos el 11-S están conspirando para hacerlo de nuevo. Si no se controla, la insurgencia talibán supondrá un refugio mayor desde el que matar a más estadounidenses junto a Al Qaeda. Así que esto no es sólo una guerra contra la insurgencia. Es fundamental para la defensa de nuestro pueblo", ha llegado a decir Obama.

¿El Irak de Obama?
Pero si las cosas siguen degradándose, Afganistán podría convertirse en el mayor borrón en la política exterior de la actual Administración. Obama podría tener el Irak que tuvo Bush o el Vietnam de Lyndom Johnson.

A pesar de que la presencia militar ha aumentado de manera significativa, se estima que la insurgencia talibán afecta a cerca del 40% de los distritos del país, y en muchos de ellos la insurgencia se ha convertido en una insurrección. Como anteriormente hizo Bush, Obama sabe que para vender una guerra a los americanos lo mejor es citar a Al Qaeda tanto como sea posible. Sin embargo, el problema en Afganistán no es que la organización terrorista que lidera Bin Landen pueda regresar a su lugar de origen, sino el riesgo que supondría sumir a su vecino y nuclearizado Pakistán en el caos y la desestabilización.

Estados Unidos tendrá muy difícil solucionar los problemas de un territorio en el que se dan hasta cinco cuestiones diferentes. A la conocida guerra contra el terrorismo heredada por Bush, se le suman otras de carácter interno como en conflicto entre suníes y chiíes. La Casa Blanca también debe hacer frente a las relaciones con Rusia por la expansión de la OTAN en el antiguo espacio soviético y al conflicto con Irán, que ha proporcionado un apoyo limitado a los insurgentes para advertir de las consecuencias de un posible ataque estadounidense. Por otro lado, India y Pakistán chocan en Afganistán, pues mientras Pakistán busca eliminar la influencia india de Afganistán, que considera como parte de su perímetro de seguridad, India valora positivamente una presencia en Afganistán con objeto de lograr una vía de entrada trasera a Pakistán.

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