3 de septiembre de 2009

Democracia a la latinoamericana

Uribe

Al presidente Álvaro Uribe ya sólo le queda que el Tribunal Constitucional compruebe la legalidad del referéndum, aprobado por la Cámara de Representantes colombiana, que le permitiría presentarse a una segunda reelección. La propuesta fue aprobada por 85 votos a favor, sólo uno más de los requeridos para este tipo de proyectos, y cinco sufragios en contra.

El único líder de la derecha en Suramérica, que goza de unos índices de popularidad por encima del 70%, aún no se ha manifestado públicamente si quiere seguir presentando. A pesar de ello, sus correligionarios han puesto en marcha una campaña para modificar la Constitución, que establece que el presidente de la República no puede gobernar más de dos mandatos.

Lo que se busca es modificar la Constitución para permitir al máximo mandatario violar una de las mínimas garantías de un sistema fuertemente presidencialista. Aunque el plebiscito que se quiere organizar tiene poco que ver con las iniciativas emprendidas en Venezuela o Bolivia, la posibilidad de permanecer cuatro años en el poder por tercera vez acaba con uno de los pocos obstáculos que en un sistema de ese tipo se le ponen a un cargo que asume a la vez la jefatura del Estado y del Gobierno.

Cuestión de cultura política
Colombia no pasa por ser un país gobernado por un presidente que busque perpetuarse en el poder (el plebiscito serviría para aspirar sólo a una tercera legislatura) como ocurre con otras regiones latinoamericanas. Sin embargo, cae en los mismos vicios que sus países vecinos a pesar de que se venda que acabar con las FARC, obsesión de Álvaro Uribe, es el verdadero objetivo.

El continente suramericano ha importado el sistema de gobierno estadounidense. Ahora bien, la aplicación del mismo modelo ha tenido resultados bien distintos. Mientras que en Estados Unidos el sistema se ha mantenido intocable durante siglos, en Latinoamérica ha fracasado con demasiada frecuencia. En el fondo de este hecho se encuentra algo tan abstracto como la cultura política, cosa de la que los Estados Unidos pueden presumir muy orgullosos.

Terminar el exitoso trabajo emprendido contra una organización terrorista, por muy buena que sea la estrategia emprendida, nunca puede ser razón suficiente para quebrantar la norma que asegura los derechos fundamentales, la Constitución.

7 comentarios:

  1. En Latinoamérica cada vez es más común la perpetuidad en el poder. Por decirlo de otro modo, cada vez hay más "Chavez´s" o "Castros". Sin embargo, la esperanza que nos queda es que dicha perpetuidad no goza de una mayoría absoluta o unanimidad, porque "la propuesta fue aprobada por 85 votos a favor, sólo uno más de los requeridos para este tipo de proyectos".

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  2. Buen blog y análisis. Diego, no se puede decir que cada vez hay más políticos que se quieran perpetuar. Esto es algo histórico, y no solo en Latinoamérica.

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  3. No sé por qué nos escandalizamos de estas cosas en España. Aquí tenemos verdaderos tiranos que se perpetuan en la política sin ningún tipo de limitación. A lo mejor lo que deberíamos hacer es actuar y fijar aquí el límite de los 2 mandatos.

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  4. En primer lugar me pareec un despropósito utilizar la palabra tirano con tanta facilidad, sin tener en cuenta, no sólo su significado, sino sobre todo su valor histórico.
    En cuanto a Colombia es siempre preocupante ver como se quieren alterar las reglas del juego, o lo que es lo mismo una Constitución, con el fin de perpetuarse en el poder. La reforma de una Carta Magna es algo muy serio, y sólo debe llevarse a cabo en el caso de que el desarrollo o evolución de una sociedad así lo requiera, y en este caso ¿la sociedad colombiana requiere esa reforma?

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  5. [...] García on 21 Septiembre 2009 Hace unos días publiqué un artículo en el que hablaba sobre la ‘democracia a la latinoamericana’ y los intentos de varios mandatarios suramericanos por perpetuarse en el poder. Unos días más [...]

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  6. -Por lo menos los uribistas son más moderados que los chavistas y ponen un límite de 3 mandatos de 4 años cada uno.
    -En Venezuela no hay límite de mandato y además dura 6 años (gracias que Chávez perdió un referéndum que incluía aumentar a 7 años el periodo presidencial).
    -En Honduras, Zelaya (títere de Chavez) intentó modificar la reelección presidencial, que está prohibida en la constitución bajo pena de destitución.
    -En Nicaragua, Ortega impuso un decreto sin consentimiento de la mayoría de los parlamentarios, que elimina los límites de los mandatos presidenciales.

    El caudillismo regresa a latinoamérica.

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  7. Hola Miguel, bienvenido, estoy contigo en el peligro que suponen para la democracia algunos mandantarios en Latinoamérica. Pero yo no hago distinción de ideologías cuando de perpetuarse en el poder se refiere. Me parece un atentado contra la democracia, lo haga quien lo haga.
    Saludos

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